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Campana

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Cuento corto, 2016 (actualizado) No son pocas las personas que disfrutan de la noche. Cada vez, los nictófilos, en su afán de cobijarse de la luz del sol, encuentran nuevas formas de utilizar ese tiempo para su beneficio. Sin embargo, en un mundo siempre apresurado y despierto como el de hoy, conseguir una actividad de este corte es bastante fácil. El problema es el pasado. Antes, tenías las opciones reducidas. Este caso es bastante especial. Él tenía por lo menos tres cuartos de vida en su memoria. Cuando su cuerpo cedió a los años y no pudo seguir sirviendo a su patria, los traumas insómnicos de guerra le hicieron percatarse que jamás se libraría de sus violentos pensamientos. Era la condena de los veteranos. Puedes dejar de sangrar, pero siempre recordarás el dolor. Desde que le dejó importar el sexo llevaba la barba larga y desaliñada, no todos los días se aseaba y siempre vestía las mismas prendas. El había tenido una familia, destruida completamente tras la muerte d

Tacones (+18)

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Cuento corto, 2016 (actualizado) "Demonios, preciosa, estás tan buena". Su voz era única. Raspada y viril. Profunda e irreconocible. Sus piernas eran el paraíso. ¿O era el espacio entre ellas? Sus pechos prominentes robaban miradas a aquellos que sabían y a los que no sobre su desempeño laboral. ¡Qué hablar del fin de su espalda! ¡O de su cabello fácil de agarrar! ¡O de los labios siempre rojos! Sus ojos tenían la lujuria en la pupila y la inocencia en el cristalino. Rodeados de una abusiva y exagerada sombra de algún color llamativo. Recibía la admiración y deseos perversos de cuanto hombre la mirara, pero ella seguía sintiéndose tan incompleta como la noche en que aceptó trabajar por su cuenta para poder comer. Ahora, con dos o tres hombres en su cama por día, el dinero debía acabar en las facturas correctas. Ella no había decidido esta vida. Sus tacones negros golpeaban la acera como quien toca insistentemente la puerta del infierno bajo sus pies.

Visión infantil

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Cuento corto, 2016 (actualizado) "Él le hablaba como si de verdad pudiese verlo", el pequeño escuchó a su madre comentar a una de sus amigas más cercanas. Tenía esa entonación en la voz de agotada esperanza sobre recuperación de su hijo. El crío seguía sosteniendo los barrotes de la baranda en la parte alta de las escaleras, atento a todo lo que parloteaban las mujeres. Volteó sobre su espalda y le sonrió al chico que lo acompañaba. La complicidad era grande entre esos dos niños. "Un amigo imaginario", lo habían calificado ellos, cuanto psicólogo o experto en la materia lo haya visto. Aquellos con estudios más esotéricos alegaban opciones un poco más perturbadores que prefiero no mencionar. Para el chico era real, no importaba cuánta terapia le pudiesen hacer y a decir verdad era un mocos obstinado. En un mundo de personas "grandes", eso no era bien recibido.  Su compañero era casi de la misma edad que él, nunca se lo había preguntado. Curiosament

Polillas

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Cuento corto, 2016 (actualizado) La hora le traía sin cuidado desde que la velocidad pasó los cien kilómetros por hora; sin embargo, la adrenalina nunca actuó. El aire acondicionado era su único acompañamiento musical. Sus dedos bailaban contra el volante, ansiosos y con la yemas sudorosas. Sentía humedad entre la espalda el asiento y tenía que concentrarse en su respiración para no perder el ritmo. Era una noche corriente, sin luna y con estrellas desganadas. Los ojos clavados en el asfalto aparentemente infinito, pero su mente ahogada en ella. Como todos los días, como si fuese parte de su rutina. A este punto no sabía si enojarse o llorar. Si tenía que reírse o beber más. El cenicero estaba repleto de colillas, ceniza y escupitajos con sabor concentrado a nicotina, latas de cerveza aplastadas en el asiento del copiloto. Desde el momento en que encendió el carro era perfectamente consciente de que este era un viaje sin retorno. Sentía que sus pulmones eran el lugar de reunión d